domingo, octubre 22, 2006

tristeza.

La vida sigue o aparenta seguir. La tristeza de la ausencia llena todos los momentos disponibles hasta hacer que los recuerdos resulten dolorosos, tristes, abominables y añorados. ¿Por que se fué, dejando una ausencia grande, tan grande como sus enseñanzas? Ya no está aqui, y sin embargo, su presencia es tangible, casi como estirar la mano y tocarlo, casi como hablarle y esperar respuesta, casi como abrir los ojos y ver su siempre franca sonrisa... Y ya no esta, se fué en la penitud de sus años dorados, cuando había mucho por hacer aún, dejando inconclusas muchas cosas; pero, a su vez, dando fin a un periodo, cerrando los círculos de su vida que significaron sacrificios inconmensurables, y todo ello sin perder el ánimo y la fuerza. Por ello, me invade un sentimiento ambiguo: alegría, por que sé que hizo su vida a plenitud, sin buscar evadir responsabilidad alguna, con tesón y con coraje, y repartiendo felicidad y buenos consejos a todo aquel que se le acercaba; y tristeza, porque ya no podremos seguir siendo parte de todo lo que representaba; no más abrazos, no más amor, no mas esa sombra de roble que nos protegía bajo sus ramas. Tal vez suene egoísta pensar que pudiera tener todo lo que el daba. Sin embargo, lo tenía, y siento que no lo aquilaté lo suficiente... merercía mas, merecía todo, y aún más, ¡ si yo pudiera regresar el tiempo! Ésa es mi tristeza, llorar por impotencia de no poder hacer ya nada (y no me refiero a seguir su ejemplo, que eso lo intento dia a dia), de no poder sonreirle, abrazarlo, decirle cuanto lo quiero... Mis lágrimas, sin vergüenza alguna ruedan por mi rostro, y no intento detenerlas; porque, ¡ Caray! soy un hombre, pero sólo gracias a él. Sólo le pido al Gran Dios que nos ayude a entender el porqué de las cosas. Y en especial a mi, que a casi 4 meses de su ausencia, todavía no me explico porqué se lo llevó. ¡Ay, como extraño al Jefe! ¡Ay, como extraño a mi viejo! =I=