jueves, diciembre 22, 2005

La última ecuación.

Fué un trabajo abrumador, para dejarlo sin aliento.
Diez años estuvo encerrado en la biblioteca, sin salir, colmando hoja tras hoja, volviéndolas a leer, viajando por el prodigioso universo de matemáticas que creaba lentamente.
Al lleggar al décimo año, vió perfilarse la silueta del resultado: la última ecuación, la perfecta solución, la prueba matemática de la exsistencia de Dios.
Tuvo que recurrir a innumerables posibilidades: a edificar un modelo exacto y teórico del universo; reunir un millón de coordenadas y atarlas en apretados rimeros, quemar todo y pesar las cenizas. Mas ahora conocía la última ecuación y la formulaba, la demostraba. Trabajó veinte horas diarias. Y en tres meses de trabajo agotador, dió fin a la tarea, al descubrimiento definitivo del genio humano.
Trazó la última linea, dibujó amorosamente la última letra, la subrayó dudando un momento antes de añadir la palabra "fin" en mayúsculas.
Y entonces la voz todopoderosa, majestuosa y tronante brotó de todas partes y de ninguna. Dió un salto, lleno de susto.
-Está bien-dijo La Voz-, me has encontrado. Ahora te toca a ti esconderte. Voy a contar un millón de años. Y no hagas trampa...
-Gerardo Klein.
Acabo de ver una pelicula Inglesa, llamada "what the Bleep do we know!?" (traducida al español como "Y tu que $%&/* sabes?"). Me gustó y se las recomiendo, porque en ella dan una aproximacion bastante acertada, a mi juicio, acerca de la eterna pregunta: ¿existe un Dios?.
Saludos y Abrazos en esta Navidad a todos mis amigos.